jueves, 22 de enero de 2009

Agonía en gris

Le he roto el cuello...

He sentido sus últimos
latidos ansiosos y
sus discretos estertores.

Antes miraba al cielo
le veía volar
le envidiaba a la manera malsana
en la que se codicia la felicidad
del vecino de bloque.

¿Por qué quiso tocar el suelo?
Nunca debió acercarse a mí...

Ahora, veo las nubes
que lloran tu ausencia
y siento la frialdad de la culpa
que congela mis manos.

Hoy conocí el tacto
de la sonata de estío
así como se marchitan
los pétalos de su plumaje inerte.

Quedan demasiados días
para esperar sentado...

Me infectó de gris
tu agonía.